La diabetes es una enfermedad en la que el páncreas no secreta -o lo hace de forma deficiente- la hormona insulina, encargada de metabolizar los azúcares, de aquí que estas personas tengan que moderar la ingesta de carbohidratos y azúcares y, en muchos casos, incorporar insulina a su organismo vía externa, para suplir esta carencia.
Muchas veces surgen dudas con respecto a qué alimentos pueden consumir los diabéticos, aunque todo dependerá de la dosis de insulina, de las porciones y de cada paciente en particular.
Pero bien, en estos casos ¿qué frutas se aconsejan? Puede haber un mito relacionado con la fruta, de que el diabético debería prescindir de ella, o su que consumo debería ser menor, lo cual no es exacto. La dieta para una persona con este trastorno endocrino no debería excluir ningún tipo de fruta fresca, al contrario, como alternativa nutritiva debe estar presente, siempre en su justa medida, claro.
En todo caso, habrá que ser comedido y conocer aquellas frutas con mayor concentración de azúcar, y medir lo que se come para evitar un descontrol en la glucemia.
Por ello, sólo habrá que considerar que ciertas variedades como los plátanos, uvas, la chirimoya o el caqui, así como las granadas e higos, que se caracterizan por tener alta concentración de azúcar (15-17 gr. / 100 gramos, hasta 2 y 3 veces más que otras frutas), deberán ser consumidas en menor proporción y más espaciadamente.
Por su alto nivel de fibra y bajo valor de índice glucémico, se aconseja la ingesta de manzanas, cerezas, peras y ciruelas. También las frutillas o fresas pueden comerse en mayor medida. En general, los alimentos con bajo IG (índice glucémico), y de altos valores en fibra llenan por más tiempo, además se ha demostrado que la fibra ayuda a prevenir cambios bruscos en el nivel de glucosa en la sangre y a mantenerla estable.
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